Desde que vamos al colegio y nos relacionamos con personas de nuestra edad, tendemos a formar grupos, tendemos a ir con personas que comparten nuestros gustos, formas, nuestros miedos y aficiones.
Normalmente vamos con quien mejor compaginamos.
Vivimos momentos inolvidables y que en esa etapa de nuestra vida nos parecen perfectos. No queremos separarnos de esas personas nunca y hacemos pactos y promesas para que eso no ocurra.
Pero según vamos creciendo, vamos conociendo a otras personas, vamos conformando nuestra personalidad, vamos redireccionando nuestra forma de ser. Ello conlleva a que cambiemos las amistades y siempre tendiendo a ir con quien más nos reconforte y con quien más confianza nos de.
Aunque el separarnos de nuestras antiguas cuadrillas siempre nos cuesta un poco, pues no queremos que piensen que no valoramos los momentos vividos con ellos o que cuando nos aburrimos de unas personas, vamos con otras. Solamente tenemos que admitir que cambiamos con el tiempo y que tenemos libertad de ir con quien queramos. Que no hemos hecho un juramento de fidelidad con nadie, por el momento. No podemos estar con alguien si no estamos a gusto, si no nos sentimos identificados.
Pero llega una edad, en la que llegamos a tener más claro lo qué queremos, en la que vamos teniendo ya nuestros gustos definidos y nuestra personalidad ya se ha conformado mayoritariamente. Entonces es cuando conocemos a otras personas con las que compaginamos más, las que nos hacen sentir realmente bien, pues las hemos encontrado teniendo ya seguro qué necesitamos que los demás nos aporten según cómo seamos. Entonces, es cuando, un "para siempre", es, de verdad, PARA SIEMPRE.
Nacemos para vivir, por eso el capital más importante que tenemos es el tiempo. Es tan corto nuestro paso por este planeta que es una pésima idea no aprovechar cada instante, con el favor de una mente que no tiene limites y un corazón que puede amar mucho más de lo que suponemos.
Datos personales

- Silvia
- Tal vez me ha incitado a hacerme este blog el hecho de que me cuesta decir lo que pienso, entre otras cosas. Puedo describirme a mí misma con bastante seguridad. Soy pesimista conmigo misma, bastante insegura; aunque cuando estoy segura de algo lucho por mantener bien alta mi opinión. Lo cual deriva a que sea muy cabezota, cosa que muchas veces me juega malas pasadas, pues no suelo guiarme mucho por los consejos de los demás y no me doy cuenta de que tengo que escuchar más allá de mí hasta que me estampo contra algún mal producto de ésta mi cabezonería. Creo que me sacaré el título de ayudante personal, ya que me encanta dar consejos y ayudar a los demás. Demasiado sentimental diría yo... Cosa que tampoco me lleva por muy buen camino, porque ésto me hace ser a la vez ilusa y muchas veces me llevo decepciones. Sí, sueño demasiado. Amante de la música ante todo. Sin música no habría luz ni color. Pienso que ésta es una gran vía que nos lleva y nos ayuda a expresar nuestros más profundos sentimientos. Enamorada de las miradas. Pues creo que ésta es la parte del cuerpo que lo dice todo de una persona. Amo los animales.
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